A través del uso de la copa menstrual, hemos reconocido como muchas mujeres en sus preguntas manifiestan desconocimiento de la diferencia entre vulva, vagina y los diferentes orificios por los que sale la lubricación, la orina, el flujo vaginal y el menstrual.
La salud de nuestras vaginas, vulvas y todo nuestro sistema sexual y reproductivo, tienen que ver con la higiene, hábitos y también con el conocimiento.
Conocer permite auto gestionar la información que el cuerpo da al mantener cambios cíclicos, y en todo caso distinguir los cambios que salen del espectro normal en el ciclo personal.
Conocer la anatomía de forma técnica o académica es el primer acercamiento a la comprensión, sin embargo es la propia exploración y la búsqueda de recursos documentales y de sensibilidad lo que nos lleva a visualizar, habitar, reflexionar y despertar la metafísica de cada estructura. Cuando reconocemos el cuerpo y sus misterios, entramos en un mapa circular que guía a través de la etapa de la vida en la que nos encontramos.
El cuerpo de las mujeres ha sido nombrado desde un sistema de pensamiento falo céntrico, así que por convención hemos denominado Vulva o vagina a lo que recubre al pene, o trompa de Falopio a lo que un hombre “descubrió”.
En esta convención hemos mantenido un nivel intelectual que hasta ahora ha resultado en una forma de conocer el cuerpo, sin embargo, actualmente gracias a un creciente movimiento de consciencia femenina estamos aproximándonos a nuevas impresiones y propias nomenclaturas desde la exploración no sólo del cuerpo, sino de la conexión consciente con él.
Esta exploración, y por lo tanto, nueva visión del cuerpo femenino y su fisiología, han generado un puente entre lo metafísico y la comprensión de la salud y la enfermedad de la mujer.
Los sistemas ancestrales o nativos empiezan a retomar su papel en el ejercicio de sanación y curación al tomar en cuenta de forma integral la complejidad de la interacción de los sistemas mental, emocional y energéticos, a partir de que las mujeres en su estudio descubren más de su esencia y la necesaria conexión con la naturaleza.
Bajo el principio de que el cuerpo en lo material, permite el “darnos cuenta”, saber, conocer y reflejarnos en el cuerpo, es requisito indispensable para generar una nueva consciencia, un mayor estado de bienestar y paz con nosotras mismas.